La noche engaña los sentidos, más aún con algunos salud de por medio. He intentado hablar por mi boca, con mi mente y siendo yo, pero ya no sé cual es mi boca, cómo es mi mente y mucho menos quién soy yo. Me desconocí 3 días, desconfié de mis manos y hasta de mis ojos. Sí, tuve miedo.
En medio de la búsqueda incesante de querer ser mujer me di cuenta que no quiero serlo, porque no quiero mentirle ni a Él, ni a mi.
Él: quién quiera que sea.
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