De mis dìas nuevos nada bueno he de sacar... mis làgrimas tan traviesas se escaparon y sin quererlo me avergonzaron. La voz tan timida callaba de temor y las manos temblaron en un continuo tiritòn. ayayai vocecita mìa... te entiendo compañera, yo sì que te entiendo. no se me ponga triste, no hable con la garganta apretada que si hay algo que entiendo es su pena. y ojitos mìos, ya no lloren que recuerden bien que me ridiculizan.
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